Testimonios

 

Fyra Tani

Conozco a Esther desde el principio de mi primer embarazo. Siempre me pareció una mujer-madre sabia y con una infinita dulzura, con tacto, empatía, visión, verdad y bondad. Una persona excepcional con la que enseguida te sientes comprendida, no juzgada. Un murmullo fresco, discreto y alegre como un riachuelo en primavera. Una hermana de corazón. Mantuvimos el contacto, leve pero amistoso. Mi primer parto acabó en el hospital. Fue terrible. Cortaron el cordón enseguida. Me dieron mi placenta al insistir mucho, pero por causas externas a mi voluntad, pasó horas en el coche y no me atreví a consumirla. Me tardó 6 días en subir la leche. Mi hijo perdió mucho peso, gritaba sin cesar. Tuve grietas, dolor, anemia por la hemorragia, una episiotomía salvaje, estaba débil, lloraba, me sentía horrible, tardé meses en estar medianamente bien. Entonces enterramos a la pobre placenta que esperaba en el congelador. Plantamos una higuera encima, y cuando se murió nuestro gato, lo enterramos junto a ella. Con voluntad y valor mantuvimos la lactancia feliz varios años.

Cuatro años después, una semanita antes de parir a su hermanita, apareció delante de mi puerta Esther con su preciosa familia y me puso bálsamo en el alma y un masaje en mis pies cansados. Llegó el día: parí a mi hija, rápida, intensa, feliz, poderosa, mamífera, en casita, con gente buena y atenta. Dejamos latir el cordón hasta que mi bebé, roja y reluciente de salud, haya absorbido toda la sangre que le hiciera falta. (Su hermano mayor es muy pálido y a menudo le falta hierro. A ella se la ve rosa y vital.) Hice lo que no me podía imaginar hacer unas semanas antes del parto: me tomé batido de mango, naranja… y ¡placenta! Mi marido, hijo y madre lo probaron conmigo, y ninguno pudo dormir en 36h, de toda la fuerza que nos infundió ese coctel de amor, hormonas y nutrientes. Me subió la leche a las pocas horas, y con fuerza,!! a chorros!! No tuve ni una grieta, mi hija no perdió peso, me repuse rápido. Empezamos la luna de piel con mi bebé. Cuando pudimos, Esther vino a casa, leve cómo un soplo, cálida, pacífica, discreta, amorosa y atenta. Preparó mi placenta cómo meditando, con un respeto tremendo y una dulzura ceremoniosa. Parecía un hada de cuentos haciendo una poción de amor. Hizo dos improntas de la placenta en papel de dibujo, del lado de mi hija y del mío. Queda precioso ver las dos caras de este árbol de vida que nos unió. Hizo tintura madre para un futuro uso. Dejó secar muchas horas la placenta y el cordón (en forma de corazón, cómo amuleto). Al día siguiente volvió, afaenada y concentrada pero siempre acogedora de todo raudal que se escapara verbalmente y emocionalmente de mí, y con gesto suave y efectivo molió la placenta ya seca, llenó 112 cápsulas, limpió todo (cómo el primer día también) me abrazó y se fue, dejando un vacío en el espacio, y ese tesoro transformado por arte de magia y sabiduría ancestral: mis cápsulas, mis cuadros, mi amuleto, mi botella de tintura-madre y el caldito que quedaba de la cocción y que congelé en cubitos para añadir a mis cocidos! A las pocas horas de tomar las primeras cápsulas, me volvió a subir la leche, tal maremoto. También me subió el ánimo! Dejé de sangrar por los loquios casi inmediatamente. Me sentí fuerte, capaz, decidida, contenta. Me vino un apetito feroz, sin engordar nada. La que sí engordó escandalosamente a base de teta 100% fue mi hija. Tomé las cápsulas cada día hasta acabar el bote, casi tres meses, por la mañana para que no me mantuvieran despierta de noche. No tuve bajones ni tristeza posparto, estuve más ecuánime, contenta, alerta, equilibrada de ánimos, menos cansada a pesar de las noches en vilo. Cicatricé y me repuse tan rápido que no me lo podía creer. Sigo produciendo leche cómo una fuente generosa. Gracias Esther, tu labor no tiene precio, y el precio que pides por ello es tan diminuto… Ojalá más madres confiaran sus placentas a tus manos de hada alquimista y a tu corazón sabio y bondadoso. Eres un regalo y una bendición para el mundo: haces que el futuro de nuestr@s hij@s sea mejor!

 

El primer guardián Placentario, Miguel

Bueno, como muchas cosas en la vida las he aprendido de mis hijas y espero seguir aprendiéndolas porque como solemos decir Vane y yo: – nuestras hijas son nuestras maestras. Dicho esto, allá voy… Cuando Vane estaba embarazada de Mayara (nuestra primera hija), fuimos uno de esos días de puertas abiertas al hospital de El Vendrell en el que te dan una charla y luego te enseñan las instalaciones, salas de parto y de mas. Pues en esa charla un padre preguntó si el hospital le facilitaría el material necesario para hacer un batido de la placenta de su bebe cuando este naciese. Por supuesto Vane y yo nos miramos con cara de -¿¿hemos oído bien??- y sí! sí! habíamos oído bien y pensamos que ese tío estaba loco y que se le había ido la cabeza. Pero no mucho más tarde, durante el embarazo, Vane decidió acudir a un acupuntor para tratarse el asma y después de una de las sesiones, vino diciéndome que el acupuntor le había dicho que para acabar con el asma en la Medicina Tradicional China recomendaban comer tres placentas. Por supuesto yo mire a Vane con cara de: ¡no cuentes conmigo para esto!, pero por suerte para mí, en ese momento Vane me dijo que ella aún no estaba preparada para ello y además no sabría cómo conseguir las otras dos placentas… y yo me tranquilicé. Vane no paró de informarse desde entonces. Llego el momento del parto y Mayara nació, nosotros estuvimos felices como padres primerizos y debo reconocer que el parto me pareció algo mágico y a la vez impactante. Lo que no me esperaba ni mucho menos es que me impactase tanto ver la placenta, me pareció algo hermoso lleno de vida con ese rojo tan intenso y apetitoso a la vez y ahí se quedó grabado en mi memoria. Hasta hoy es una de las imágenes que guardo con más nitidez de aquel día, ¿Casualidad? Con todo Mayara fue creciendo y entraron en nuestras vidas los Carlos González, Rosa Jove, Laura Gutman, Los Wild, Michael Odent, Barbara Harper… entre otros. Que os voy a contar de la locura de la crianza… Hasta que llegó el momento de tener otra hija, ya nos sentíamos preparados, y con Cala por supuesto volvió a aterrizar el tema de la placenta en casa. Vane que más informada no podría estar sobre el tema, me pidió que le acompañase al que fue tu primer taller, Esther, que para que os hagáis a la idea de cómo era, el único que no sabía quién era Esther era yo, y no porque salga todos los días en la tv y porque yo no la mire, sino porque todos los que habían allí eran familiares o amigos suyos. Eso sí!, debo deciros que todos y cada uno de ellos contagiados de su entusiasmo y de su pasión por el mundo de la placenta. Y con ella en un curso de cuatro horas cambió por completo mi conciencia y empezó mi pasión. Yo sabía que la placenta nutría al bebe, pero lo que nunca había escuchado es que es un órgano que pertenece al bebe, que tiene el mismo código genético que su corazón o que sus pulmones y por supuesto en la vida intrauterina es fundamental, otra de las cosas que me sorprendió es que la sangre que hay en la placenta pertenece al bebe, y no a la madre, rica en células madre, Vitamina K o Hierro… todo esto entre otras muchas cosas, como que todos los mamíferos se comen la placenta de sus crías o que a nivel energético comadronas como Robin Lim hablan de la placenta como el chacra olvidado…Y claro luego surgen las preguntas: ¿Por qué cortamos ese flujo tan rico al nacer? ¿Por qué no dejamos que esa sangre pase a nuestros bebes? ¿Por qué amputamos el órgano más importante de nuestros bebes en su vida intrauterina? ¿Por qué se trata como un desecho un órgano al que le debemos la vida? ¿Por qué todos los mamíferos comen las placentas de sus crías y nosotros no? ¿Dónde estará mi placenta? ¿la dejarían latir cuando nací? ¿Por qué no podemos hacer parto lotus (dejar que la placenta se separe del bebe de forma natural, cuando se cae el cordón umbilical) en los hospitales? ¿Por qué nos animan a donar la sangre del cordón si es tan importante para nuestras hijas?… Estos porqués y muchos más me llegaron de la mano de Cala y solo tu supiste guiarnos en busca de respuestas con tu saber, con tu acompañamiento seguro y sereno, con tu compartir sincero, con tus abrazos, con tu sonrisa… con todo guiaste nuestro camino a un lugar que, en un principio para mí, era un mar oscuro, pero por suerte te tuve a mi lado como un faro iluminando mí camino. GRACIAS Esther, te estaré eternamente agradecido. Con todo el cariño del primer autodeclarado Guardián placentario.

Miguel

HISTÒRIA DE LA  PLACENTA  DE L’HAIZEA: Júlia Casals

Embarassada em vaig llegir el llibre de “La Placenta el chackra olvidado”. Tot i que hi havia una part de mi que volia fer el naixement Lotus, guanyava la part més racional que pensava que podia sé molt complicat i engorrós.

Així que jo i el meu company vam decidir que almenys per tallar el cordó amb el màxim de consciència i de manera més respectuosa possible el cremaríem.

Quan va néixer l’Haizea li va costar uns instants començar a respirar, i vaig sentir que per donar-li una mica més de temps de recuperació ens esperaríem al dia següent per cremar el cordó quan tornés la llevadora a fer la visita.

En totes aquestes hores vaig observar que cada cop que movíem la placenta (sense que el cordó es mogués) l’Haizea feia un petit moviment. Em donava la sensació que encara estava totalment connectada amb la seva placenta.

Quan va vindre la llevadora i ja ho tenien tot a punt per cremar el cordó em van vindre unes ganes immenses de plorar. Vam tenir una bona conversa amb l’Imma (la llevadora) i vaig tenir clar que no, que no volia tallar el cordó. Que la meva filla necessitava poder tancar aquest procés amb la seva placenta d’una manera tranquil·la i natural.

Així que al final vam acabar fent un naixement Lotus.

Realment de vegades la ment i les idees preconcebudes et juguen males passades, perquè va sé tot ben fàcil.

Vam posar la Placenta amb sal en un bol i ben tapadet.

Al cap de 3 dies va caure el cordó i va sé molt emocionant, com un segon naixement. De seguida vam congelar la Placenta i al cap d’unes 3 setmanes va vindre l’Esther per preparar la Placenta per encapsular-la.

Vaig decidir fer l’encapsulament principalment perquè era la meva segona filla i el meu company és tècnic de só, així que de vegades passa moltes hores o dies fora de casa, i jo em quedo amb els dos nens sola. Tot i que els primers mesos eren moments molt puntuals, sentia que necessitava una ajuda extra per poder sostenir el meu puerperi i el meu fill gran.

Va ser un gran regal que vingués l’Esther a casa. És un amor de dona i molt respectuosa.

Ella es va encarregar de fer-ho tot i ens va deixar la cuina més endreçada del què estava quan va arribar.

Vam ben observar la Placenta i li vam donar les gràcies per haver acollit a la meva filla. Mentres es preparava la Placenta vam aprofitar per parlar una mica de tot el procés que estava vivint i em vaig sentir molt a gust de poder-ho compartir amb ella, em va cuidar molt.

Ho va deixar tot a punt perquè el cap de dos dies vingués la Gemma a posar la placenta a les càpsules.

Recordo molt bé el primer dia que em vaig prendre la primera càpsula. No havíem dormit gaire durant la nit i no tenia massa energia, a més el meu company havia estat fora tota la nit i necessitava dormir un ratet. El cap d’una estona de haver pres la càpsula estava amb molta energia i amb un “subidon” emocional. Em sentia molt bé i amb forces per afrontar el día. Vaig notar una gran diferència entre abans i després.

Vaig decidir que només em prendria les càpsules els dies necessaris, ja que els dies normals estava molt ben cuidada per el meu company i tampoc creia necessari forçar la màquina. Així em van durar més!

Estic molt contenta d’haver decidit encapsular la Placenta, crec que és una forma que té la natura d’ajudar-nos a poder passar el puerperi amb més energia i més felices.

Moltes gràcies Esther, guardiana de la placenta per la feina tant bonica que fas.

 

Mª Àngels Ros

La nostra estimada Placenta

El meu primer embaràs, part i maternitat va ser una trontollada a tot el que pensava, sentia,creia i com actuava. Aixo em va fer buscar, preguntar,posar en dubte moltes coses i posar explicacio i llum a moltes altres.

va ser un despertar de consciencia gracies al meu gran mestre Pau.

he apres a respectarme, estimarme i valorar tot el que puc crear,aixi puc respectar, estimar,, valorar el que s’ha creat i ha sortit de dins meu i em fa tan feliç.

En el meu segon embaràs em sentia amb màxima plenitut, no volia que s’acabes mai aquesta sensació i necessitava estar acompanyada per una tribu de dones savies. Aquesta creació tan marevellosa necessitava ser honrada, cuidada i mimada.

I quan tens les coses tant clares i ho sents en les teves entranyes apareix el que necessites, t’obres i flueixes.

volia que aquest organ majestuos que havia permes que el meu fill jan i jo estiguesim units i s’hagues format amb tanta perfeccio, estigues tractat com ho vas fer amb tant d’amor i respecte, juntament amb la Gemma, la meva doula.

No m’hagués imaginat mai que es poguessin fer tantes coses amb la nostra estimada placenta.

imprimació, tintura, capsules, glassons….wwaaauooo!!!

Ja fa més d’un any i la tenim superpresent, quan necessitem reconnectar-nos, allà està sempre la nostra estimada placenta.

Mil gràcies Esther, per aquesta feina tant meravellosa.

FORMACIÓN PARA PERSONAL SANITARIO

Ha sido un curso que me ha servido para justificar aquello que ya sentia desde hace mucho tiempo, que la placenta o la casita del bebe, como la llamo para presentarla a los padres es un lugar muy especial y mágico que no debemos dejar de honrar ni aprovechar.

Gracias Esther por equilibrar el arte con la ciencia y la espiritualidad.

Maite Carrillo, comadrona.

Este curso, organizado y mentorizado con tanto amor y tanto deseo de  que esta valiosa información pueda llegar al máximo de gente posible (tanto padres como profesionales) te ayuda a abrir los ojos a recuperar un antiguo conocimiento que nunca debería haberse perdido y que apela a la lógica, recordando que la fisiología del cuerpo humano siempre ha sido sabia. Aprender a cuidar de mamas, bebes y placentas debería ser un regalo que nos acompañe a lo largo de nuestras vidas.

Dafne Secall, comadrona

Una total inmersión en el mundo de la Placenta, más allá de las nociones que todos conocemos…en su dimensión más espiritual, mística, antropológica, sin olvidar su función fisiológica y curativa. Absolutamente orgullosa de ser guardiana de la placenta! Un placen compartir este viaje con una guía como Esther.

Chiara Capece, comadrona